domingo, 24 de julio de 2011

Superar la perdida de un amigo.

Las palabras en estos momentos sobran, la pena es grande y no hay más consuelo que la presencia de Dios. Si eres creyente, tú sabes que ahora tu amigo está con El, y en efecto nosotros no entendemos muchas veces sus designios. Sólo nos queda derrotarnos ante nuestra propia impotencia, y dejárselo todo a El. Decirle: "Padre, esto no lo entiendo, esto me causa dolor, no puedo comprenderlo, pero Tú sí Padre; te lo dejo a tí entonces". En ese momento comienza la liberación.


Es uno de los demás mas difíciles de explicar, ya que he visto fallecer a varios compañeros y familiares, creo que a mi me funciono resignarme y darme cuenta de que la muerte es parte de la vida, yo antes de conocer a Dios lloraba demasiado el solo hecho de saber que un día vamos a pasar a ser "Nada", pero desde que conozco a Dios me di cuenta que después de la muerte comienza otra vida, comienza otro camino, N.S Jesucristo que resucito nos enseño que vale la pena lo que sigue después de esta vida, hermanos hay mucha gente que dio su testimonio y nos comentan que hay vida después de la muerte, se que es triste perder a un ser amado, lo único que puedo decirte es que no tomes decisiones con la mente nublada, se pondrá mejor, Confía en Dios.



Errores frecuentes ante la pérdida de un ser querido

  • Pensar que no debemos conocer los detalles de la muerte ni ver el cadáver. Aunque resulte duro, saber los detalles de la desaparición de la persona amada ayuda a aceptar la realidad de la ausencia. La falta de información puede generar confusión y fantasías irreales.
  • Creer que cuando se demuestra rabia, dolor o desesperanza mediante el llanto desgarrado o los gritos, se está más expuesto a la depresión. La expresión de estos sentimientos es necesaria, porque permite que se procese la pérdida y se elabore el duelo, aunque puedan percibirse como manifestaciones exageradas o propias de culturas o países poco desarrollados.
  • Pensar que cuando la persona muere se pierde su recuerdo. El recuerdo y las vinculaciones emocionales no desaparecen. Permanecen, y aparecen en forma de recuerdos pasajeros o sueños.
  • Pensar que, para superar el dolor cuanto antes, debemos volver inmediatamente a nuestros quehaceres cotidianos. Conviene que nos demos un tiempo para reflexionar y para vivir el dolor sobrellevando el duro proceso emocional que supone la pérdida.
  • Considerar que el afecto por el ausente debe expresarse con mucha moderación. Aunque en nuestra cultura se valoran la firmeza de carácter y la entereza, debemos permitirnos expresar libremente las emociones dolorosas.
  • Mantener que conviene no hacer partícipes a los niños de estas situaciones de luto Los niños son tan capaces como los adultos para elaborar los duelos. No les ocultemos la realidad. Deben aprender a superar pérdidas que, antes o después, llegarán.

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